Las personas no solemos cambiar las cosas por algo mejor, sino por algo más fácil; de hecho, renunciamos sin que nadie nos lo haya pedido. De esta manera nos conformamos cuando nuestra familia, amigos y hasta nosotros mismos intentamos convertirnos en ovejas de un rebaño que sigue a un supuesto pastor a quien denominamos “líder”. Nosotros, acostumbrados a oír (no escuchar) lo que el prójimo nos dice, decidimos conformarnos con una meta desnutrida de sueños, de querer sentarnos en la misma silla durante los próximos años soñando con volar.
Y además, peor que todo lo anterior, empezamos a excusar nuestra falta de convicción con un AUTOSABOTAJE PURO. “No tengo dinero, no tengo talento, no tengo tiempo, mis padres no me apoyan, mi jefe es un idiota, la sociedad está en mi contra, no tengo contactos, no tengo, no tengo…”, BASTA. Si no tienes nada, entonces no tienes nada que perder.
Y si tropiezas, no te detengas. Pensamos que caerse es el peor error, cuando la realidad es que, el peor error es pensar que por caerte no debes levantarte. Deja de buscar la seguridad, no hay puerto seguro en la vida, porque solamente en la incertidumbre y lo desconocido, podrás encontrar sabiduría y liderazgo.
Un líder no nace, un líder se hace. Un líder decide forjar las herramientas para construir su futuro calentando el duro acero de sus miedos con el fuego de su pasión y se toma un café gigante de convicción, porque sabe que su presente tiene un futuro que afrontar y no puede andar agotándose estudiando las experiencias del pasado.
Los verdaderos líderes no escogen con sus dedos a la tripulación de su barco, no señor, un verdadero líder recluta con sus pensamientos y mantiene fiel a su tripulación con empatía. Y esto porque un líder debe escuchar con atención para dirigir con humildad.
Desanuda la cuerda del muelle y si alguno de ellos no comparte tu deseo de vivir una aventura, de sentir la incertidumbre de surcar las olas de la creatividad y de los sueños para llegar a un increíble destino con tempestades y calmas, no tengas miedo de bajarlo del barco si es necesario para mantener la visión de la travesía.
A pesar de todas estas cualidades de grupo, créanlo o no, un líder también tiene que saber ser egoísta y saber proteger lo que es de su gente. ¿Por qué? Porque si en el camino decide regalar las ideas de su tripulación a cada pirata de sueños que se encuentra, la travesía puede terminar sin haber sentido las primeras brisas de esperanza.
Todos siempre intentarán derrumbar tu barco y ahogar tus sueños y tu tripulación en el acto, porque siempre tu éxito será el fracaso de un mediocre. Te criticarán e irán convirtiéndose en espías encubiertos por la envidia que los avergüenza. Y a pesar de que intentes combatir contra los tifones que generan la envidia explicándoles una tras otra vez el porqué de tus sueños, nunca ganarás esa discusión hasta que aceptes que no importa la situación en la que estés ni lo que las personas hagan o digan de ti, sino como tú reacciones ante ello.
Si es tan simple como aceptar lo anterior ¿por qué es tan difícil convertirse en uno? Ahí está el gran error, TODOS pueden convertirse en líderes, lo difícil está en mantenerse como uno a pesar de lo que los demás te digan y lo difusa que se vea la situación en la que te encuentres.
Para ser líder, tienes que aceptar que eres diferente, tanto de aquellos que quieren opacarte como de los que quieren brillar a tu lado, y aprender que la desigualdad de oportunidades no te hace ni menos que los grandes empresarios o artistas que están terminando de llevar su barco a la orilla del éxito, ni más que las personas que recién lo están construyendo. Simplemente te hacen diferente, y ser diferente es especial, es algo único.
El precio de ser un líder, el precio de ser diferente, es gigante, pero no significa que no puedas pagarlo, porque el verdadero precio es empezar a creer en ti para que los otros también lo hagan. Es mucho más importante estar dispuesto que estar preparado, ya que puedes estar muy preparado pero no estar lo suficientemente dispuesto para hacer lo necesario para conseguir tus sueños.
Es normal sentir ansiedad, pero hay que saber darse cuenta, que la mayor causa de estrés no es por reflexionar sobre lo que debemos empezar, sino por meditar aquellas cosas que debemos terminar. Recuerda, lo más importante no es cuántas cosas has empezado, sino cuántas has terminado.
Entonces, al final de todo, ¿cómo te mantienes como un líder? Pues aprendiendo que, si bien importa mucho lo que sepas, importa aún más lo que haces con lo que sepas. Y no sabrás nada si te quedas con la teoría. Gana experiencia, equivócate todo lo que puedas, ya que mientras más errores cometas, más aprenderás, más podrás compartir con tu tripulación, más consejos podrás escuchar de todos ellos y durante todo ese proceso, mas aprenderás a liderar.
No desistas hasta que aquello que un día fue solo una idea, un sueño para ti, en el futuro se convierta en la inspiración de otra persona. Ya que, más recordado será el necio que después de aprender enseñe, que el sabio que calle toda una vida de experiencias.
La finalidad de un líder no es solo cumplir un objetivo, sino inspirar a toda su tripulación a trazar sus propias metas y convertirse en los siguientes líderes.
Ese, es el precio de ser un líder.
Estudiante de Ingeniería Química de la Universidad Católica Boliviana “San Pablo” – Bolivia.