En la comunidad de Socopata a 5 horas de la ciudad de Cusco trabaja Pedro, un docente innovador que desde hace algunos años vive la Experiencia Visionaria, lo que le permitió empoderarse en su labor educativa para impulsar el liderazgo de sus estudiantes.
Este año, por primera vez fue designado a enseñar en zona rural, iniciando labores con una dinámica para conocer las perspectivas de sus estudiantes durante los dos años de educación a distancia. Confirmó que los obstáculos más grandes para acceder a educación de calidad fueron la falta de conectividad y de recursos tecnológicos, y para su pesar, también el escaso compromiso de las familias con la educación de sus estudiantes. En medio del panorama poco alentador, resaltaron los anhelos y la motivación de Ñawi, una de sus estudiantes, quien con sus 14 años ya tiene en su historia de vida una pandemia mundial que condicionó su educación a la “modalidad remota virtual”.
La historia de Ñawi es motivación para Pedro, quien encuentra reflejada en ella la realidad que las mujeres adolescentes de zonas rurales enfrentaron durante la pandemia, debiendo asumir muchísima más carga en sus hogares, comprometiendo sus oportunidades de aprendizaje, que de por sí ya eran escasas.
La educación remota virtual fue escasa para Ñawi, recibiendo solamente 1 hora de clases por semana, cada miércoles y viernes, sintonizando las sesiones por radio, mientras realizaba las labores del hogar. Si bien el panorama del 2021 era más alentador, la educación seguía siendo a distancia a través de fichas y retroalimentación por llamadas telefónicas, de las cuales recibía muy pocas ya que en casa solo se contaba con un celular que su padre priorizó para el hermano mayor,
A pesar de la necesidad de repartir su tiempo entre labores del hogar y sus sesiones por radio y de no poder recibir retroalimentación por llamadas, Ñawi decidió no dejar de aprender, aunque ello significaba que a veces tomará prestadas las fichas de su hermano. En el 2022 por fin llegaron mejores noticias para ella: los colegios abrirían sus puertas nuevamente. Si bien la educación es un derecho, muchas otras adolescentes de Socopata no tuvieron apoyo y no retomaron sus estudios.
Pedro se permitió aprender de su estudiante sobre resiliencia y convertir esta impactante realidad en una oportunidad. Tomando algunos recursos de sus aprendizajes de la Experiencia Visionaria y sumándoles creatividad, se ha propuesto crear para sus estudiantes experiencias de aprendizaje transformadoras, reconociendo la importancia de responder a las necesidades de cada persona en su salón.
Con el paso de los meses, los comentarios sobre las clases de Pedro empezaron a llamar la atención de sus colegas quienes también se beneficiaban de recibir en sus clases a estudiantes con mucha motivación e interés. Aprovechando la atención de sus colegas, Pedro les ha puesto en contacto con el Equipo de Visionaria, con quienes podrán seguir fortaleciendo sus estrategias educativas en aula.
Para el 2023, Pedro se ha propuesto llevar la Experiencia Visionaria a Socopata y está trabajando junto a sus colegas para #TransformarLaEducación.
Nos sumamos a la campaña Little by Little porque creemos que la mejor manera de construir un futuro más humano se consigue paso a paso. Con tu aporte, la Experiencia Visionaria continuará empoderando a más docentes y potenciando la experiencia educativa de adolescentes líderes de zonas rurales, como Ñawi.
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