He escuchado que por lo menos una vez en la vida, tenemos la oportunidad de cambiar la manera en la que las demás personas ven el mundo. Quiero compartirles la historia de tres equipos de jóvenes líderes de Cusco que decidieron tomar esa oportunidad e inspirar con sus acciones a más jóvenes como yo. Son varios los kilómetros que nos separan, pero la distancia pierde importancia cuando de compartir sueños y motivar a tomar acción se trata.
Les confieso que tengo muchos sueños. Sueño con un mundo con más oportunidades, sueño con que los problemas en mi comunidad reciban soluciones y sueño con apoyar a mi familia a continuar creciendo en unión, pero para serles sincera, aún no tengo mucha claridad sobre cómo hacerlos realidad. Recuerdo con mucha admiración la iniciativa de mis compañeros Alexander, Jenner, Josías y Jafet quienes lograron unir estudiantes de su colegio para participar de un día deportivo. Tal vez ustedes se preguntan ¿y qué tiene de especial eso? Pues que lograron interesar a la comunidad de su colegio para darle la espalda al alcoholismo en su comunidad Chacan en la provincia de Anta.
A veces, cuando mis propios pensamientos me desaniman de perseguir mis sueños, también recuerdo el conversatorio laboral que realizaron Magaly, Ana, Miguel y Guido ¡en pleno domingo de feria! Si no entienden lo que es un conversatorio laboral, no se preocupen. Yo tampoco lo entendía hasta que conocí a estas compañeras y compañeros que hicieron escuchar sus voces ante las autoridades de su comunidad, porque estaban muy preocupados con las pocas oportunidades de trabajo que tenemos como jóvenes cuando salimos del colegio. Siento que la experiencia que vivieron no solamente le dejó buenos aprendizajes al equipo, sino también a la comunidad de Chinchaypujio.
Estoy segura que todo lo que les estoy contando está llamando su atención y también sé que algunas personas pensarán que a causa de la pandemia las oportunidades para que la juventud tome acción se han reducido (porque a mí me pasó al inicio). Sin embargo, la historia de Juan Carlos, Cristina, Jhon David y Leticia puede demostrarnos lo contrario. A causa del aislamiento social obligatorio, muchas familias de la comunidad Accha Baja en Calca vieron afectada su economía, incluidas sus propias familias. Aunque parecía complicado, mis compañeras y compañeros lideraron una iniciativa con la cual pudieran ayudar a sus familias con los costos de su educación. El equipo enfocó sus energías y recursos para reactivar el biohuerto escolar. “Sembrando Alfalfa” es el nombre que le dieron a su proyecto que inició en agosto de este año y ahora en noviembre están en la etapa de venta de su cultivo.
Con todos estos ejemplos, ¿se dan cuenta que cumplir los sueños que tenemos es posible?
Estas historias me ayudaron a comprender que el primer paso para alcanzar un sueño es desear hacer un cambio. Si ustedes también buscan un cambio, les seguiré compartiendo las historias que me van inspirando y lo que voy aprendiendo para ir transformando nuestra realidad. Sé que pronto la oportunidad que tuvieron mis compañeras y compañeros en la Beca Líder con Visión, llegará a mi comunidad y a la de más jóvenes.
Ñawi es una de muchas jóvenes que esperan oportunidades para potenciar su liderazgo, amplificar su voz y aportar a su comunidad siendo agentes de cambio.
La Beca Líder con Visión es esa oportunidad para que ella siga creciendo y una oportunidad para tú puedas participar en la construcción de una juventud líder y una sociedad más justa.