Para nadie es aún novedad escuchar el comentario generalizado de que la educación en el área rural es pésima o de baja calidad. Por ello los padres de familia prefieren llevarlos a estudiar a sus hijos a las urbes, produciéndose el despoblamiento escolar en estos centros de estudio rurales. Yo me pregunto: ¿Tendrán razones los padres de familia para hacer esto? Para los docentes este comentario tampoco es ajeno, hasta el profesor más idóneo en algún momento también cae en esta paradoja y el trabajo que realizan en aula tal vez sea corresponda con esta opinión. Las razones y justificaciones siempre a la orden del día: son pobres, no tienen plata, son analfabetos, no pueden, están desnutridos, etc. Los estudiantes terminan convenciéndose y adaptándose a esta percepción y poco o nada se puede hacer para revertir este concepto si están cayendo también los docentes en esta falaz y viciosa creencia.
Sin embargo, si revisamos los resultados de las pruebas ECE (Evaluación Censal de Estudiantes) y los concursos nacionales organizados por el Ministerio de Educación, los que ocupan los primeros puestos y representan a sus provincias e incluso a regiones son estudiantes de primaria y secundaria del área rural. Entonces la gran incógnita es ¿qué fenómeno está ocurriendo? A mi manera de ver, no es que han cambiado los padres de familia ni los estudiantes, eso tiene su proceso y lleva su tiempo. Quien ha cambiado es el maestro y su forma de percibir y concebir tanto la naturaleza como la esencia de los estudiantes, liberándose de prejuicios y estereotipos, considerando al estudiante con sus fortalezas, debilidades y potencialidades; ellos simplemente están esperando una oportunidad de parte de sus maestros.
Hoy, el maestro en su trabajo diario considera a los estudiantes como seres completos al margen de las carencias materiales y la ubicación geográfica. Cree en ellos, los motiva, los ama, se compromete con su tarea de educar con el ejemplo y más que todo, los respeta. Yo creo que el maestro rural de estos tiempos está transformado sus percepciones e ideales, está protagonizando una verdadera revolución en sí mismo y en los estudiantes porque sencillamente está viendo al estudiante como un ser holístico, completo y está apostando su trabajo sobre algo real y concreto. Soy testigo de que los estudiantes del área rural tienen muchas potencialidades y que solamente están a la espera de una oportunidad. Es increíble al hombre andino cuando lo valoran y respetan, sacan a relucir sus ganas y deseos de emprendimiento, traduciéndose en la mejora de sus aprendizajes.
Queridas y queridos colegas, los invito a vivenciar esta hermosa y humana experiencia de expresar de manera genuina a sus estudiantes del área rural. No se arrepentirán.
Docente del área de Ciencias Sociales de la I.E. Agroecológica San José Obrero – Accha Baja, Calca. Docente Facilitador Visionaria del Programa Visionaria para Instituciones Educativas 2019.