Antes de empezar y de invitarte a leer la reflexión que en esta oportunidad comparto, me parece importante aclarar que el contenido que acá expongo tiene su origen en mis experiencias personales, profesionales y laborales. Entonces, por un lado la información compartida es 100% verídica y por otro lado, espero te entren ganas de seguir investigando y descubriendo (no te quedes con mi verdad, anímate a indagar la tuya).
Más de una vez me he preguntado “¿Por qué me vuelve a pasar esto a mí?” en los más diversos contextos: ¿Por qué volví a pedir esta hamburguesa si no tiene la ensalada que me gusta? ¿Por qué volví a discutir con esa persona si yo sabía que me iba a contestar así? ¿Por qué me vuelvo a enamorar siempre del mismo tipo de persona? Aunque las preguntas son graciosas, son muy reales y en ellas, el concepto clave es el “volver a”. Lo considero clave porque significa que yo ya había vivido una experiencia previa, la misma que me dejó un conocimiento, más no un aprendizaje.
Fueron dos conversaciones muy significativas en mi vida las que me llevaron a tomar conciencia para empezar a aprender de mis experiencias. La primera fue con mi madre, cuando una tarde sentadas en el jardín de la casa y triste por la más reciente decepción amorosa de aquél entonces le pregunté, “¿Por qué me vuelve a pasar esto mami, por qué me sigue pasando esto a mí?” Mi madre, con toda la sabiduría que distingue a las madres y con toda la elocuencia que distingue a la mía en particular, me contestó “Porque hay algo que no estás aprendiendo hija. Y la vida se va a encargar de enseñarte, con la cantidad de veces que sean necesarias”.
La segunda conversación fue con un muy buen amigo, confidente y cómplice, a quien le hice una pregunta similar, “Si esto ya me ha pasado antes, no entiendo ¿Por qué me vuelve a pasar? Si yo pensé que ya había aprendido”. Él, siendo bastante práctico y muy asertivo para no ser blanco del desfogue de mi molestia, me brindó la siguiente reflexión: “¿Estás segura que has aprendido? ¿No crees más bien que sólo te has quedado con el conocimiento? Si hubieras aprendido, probablemente no estarías en esta situación”.
Estos dos momentos en lo personal han sido de mucha ayuda para crecer en los diversos espacios en mi vida: social, profesional, laboral. Darme cuenta de que quedarme con el conocimiento de algo no es lo mismo que haber aprendido me ha permitido reconocer que el aprendizaje es utilizar el conocimiento en busca de un mejor resultado. Es así que constantemente hago uso del conocimiento que tengo para guiar mis acciones para elegir mis palabras y para vivir mi día a día, lo que me permite continuar aprendiendo y creciendo como persona. A este proceso le podemos llamar “desarrollo de las habilidades blandas” – el crecimiento de nuestro lado emocional, que tiene un efecto en el desenvolvimiento social, de manera que podamos vivir y convivir mejor.
Son justamente este tipo de experiencias las que buscamos brindar cuando hablamos de “transformar la educación”, cuando proponemos enfocarnos en el desarrollo de las habilidades blandas de estudiantes y de docentes que son parte de nuestro Programa. A través de las reflexiones en los talleres con docentes y de las preguntas clave en el material del aula para estudiantes, realizamos un cuestionamiento saludable de las experiencias en aula y de aquello que cada persona participante se está llevando consigo.
La esencia de las reflexiones es: ¿De qué manera vas a llevar este conocimiento que estás obteniendo a tu realidad para convertirlo en aprendizaje?
La propuesta de Visionaria tiene algunas pautas para esto:
- Las reflexiones son constantes y grupales entre compañeras y compañeros, y también entre estudiantes y docentes. Esto permite una exposición permanente a ideas nuevas: diferentes maneras de hacer las cosas, diferentes maneras de resolver los problemas, diferentes puntos de vista sobre un mismo tema – esto es equivalente a mucha información y mucho conocimiento.
- Considerar al estudiante en las diferentes dimensiones de su vida: como amigo, como hermana, como hija, como compañero, como futura trabajadora, como potencial universitario. Al imaginar todos estos escenarios, las posibilidades de aplicar el conocimiento impartido en aula se van diversificando y el aprendizaje se va haciendo más latente.
- El acompañamiento que hacemos a docentes en el Programa además de permitirnos brindarle una retroalimentación al profe en un espacio de confianza, también nos brinda la posibilidad de planificar en base al conocimiento que tenemos (por ejemplo, los estudiantes necesitan más dinámicas, disfrutan mucho de las actividades de actuación, sienten afinidad por los espacios de debate). Es decir, tenemos un espacio para seguir aprendiendo.
El aprendizaje es cuando se ha impactado en la conducta de la persona, y si bien no todos podrán conversar con mi mamá, estoy feliz de compartir su sabiduría a través de las experiencias de aprendizaje que promovemos para nuestros estudiantes y nuestros profes.
Licenciada en Ciencias de la Comunicación Social y Co-Fundadora de Visionaria Perú, con experiencia de 8 años en el ámbito del desarrollo sostenible habiendo desarrollado capacidades para el diseño de programas y proyectos focalizados en derechos humanos de las mujeres, infancias y adolescencias.