“Las Martinas” que encontramos al costado de nuestra carretera

Sulem BelloEspíritu, Para Docentes

La igualdad de género es un concepto que cada vez va cobrando más fuerza en nuestro día a día; lo escuchamos en las noticias, en las redes sociales o durante la conversación diaria con nuestros colegas… Pero, ¿Alguna vez te has preguntado qué significa exactamente? ¿Por qué desde el gobierno se sigue incentivando un enfoque transversal de igualdad de género, si todas las leyes reconocen los mismos derechos a hombres y mujeres? Hoy quisiera que cuando acabes de leer este artículo, tengas más claras todas las respuestas.

“Lo que más me gusta de mi comunidad, Campera, son sus paisajes; pero lo que menos me gusta es que los varones le peguen a sus esposas” esas fueron las palabras que escuché de Martina1 una niña de 9 años, a quien encontré caminando rumbo a su comunidad. Esas palabras escuchadas en pleno siglo XXI, a menos de una semana en la cual se falla a favor de trabajar el enfoque transversal de igualdad de género en el aula. Me llevan a comprender que como sociedad aún no tenemos las cosas claras.

Según la Organización de las Naciones Unidas, la igualdad de género se refiere a “la igualdad de derechos, responsabilidades y oportunidades de las mujeres, los hombres, las niñas y los niños”. Por tanto, el sexo con el que hayamos nacido nunca va a determinar los derechos, oportunidades y responsabilidades que podamos tener a lo largo de nuestra vida.

Cuán importante es comprender la definición brindada por la ONU para poder entender que aún a pesar de tener leyes en nuestro país que pueden defender a los varones y mujeres, estas pierden su impacto si la actitud social no cambia. Continuar riéndonos de ver a dos amigos que se expresan afecto, lanzar piropos y maquillarlos diciendo que es un “halago a la belleza”, negarle el derecho de llorar a los varones o hacer alusión que las palabras fuerza o fuerte siempre están asociadas al concepto de “macho”, definitivamente no es el camino.

Cada uno de los acontecimientos mencionados anteriormente fueron el punto de partida para que el Ministerio de Educación incluyera dentro de los enfoques transversales, el enfoque de igualdad de género; el cual busca centrarse en aquello que une a los peruanos: brindar una educación de calidad y libre de discriminación para nuestras niñas, niños y jóvenes con el objetivo de que sean ciudadanos capaces de forjar su propio futuro y de mejorar nuestra sociedad.

Es por ello, que necesitamos concientizar a nuestro país desde el hogar hasta las aulas de cada colegio del Perú. Busquemos que cada uno de nuestros niños y niñas sepan que tienen los mismos derechos y que es válido soñar, que no importa cual loco sea ese sueño solo es cuestión de visión y perseverancia. Que el género no sea un factor determinante en ellos.

En este sentido, los educadores tienen una misión importante dentro y fuera del aula: cuidar y defender las ganas de soñar en grande de cada niño, niña y adolescente sin distinción; regular y enseñar a valorar a cada persona  por su dignidad de seres humanos con el objetivo de eliminar los comentarios “sexistas”. Es decir, hacer parte del vivir y convivir docente este enfoque que busca la igualdad de oportunidades para todos y todas.

Así cuando nuestros caminos se vuelvan a encontrar con Martina, el comentario que se escuche sea: “Lo que más me gusta de mi comunidad es que los varones y las mujeres siempre se respetan y valoran los sueños de ambos, trabajando juntos para el bien de la comunidad”.

 

 

1 Nombre asignado a la niña de 9 años de la comunidad de Campera en el distrito de Chinchaypujio, provincia de Anta en la Región del Cusco – Perú, con el fin de proteger su identidad.