Desde el retorno a clases estamos afrontando una serie de desafíos para responder la siguiente pregunta: ¿Cómo logramos brindar continuidad y calidad en los aprendizajes y desarrollo a más de 8 millones de niñas, niños, adolescentes y jóvenes en el contexto de una crisis educativa?
Esta pregunta nos lleva a identificar los muchos propósitos del sistema educativo que hoy en día se ven más lejanos, como el logro de aprendizajes y el bienestar socioemocional de cada estudiante y docente. A ello, se suman los problemas estructurales relacionados con la reducción de brechas: el déficit de condiciones básicas de la infraestructura de las instituciones educativas, la carencia de conectividad en la zona rural, entre otros.
Siendo conscientes de que superar este reto es una tarea que involucra a toda la sociedad, asumiendo diversos roles, desde Visionaria nos tomamos un momento para “volver sobre nuestros pasos” y encontrar los mejores aprendizajes obtenidos en estos últimos dos años. En este proceso, hemos identificado la importancia que cada docente representa en esta acción de emergencia educativa. Conocer cada una de sus historias y cómo, aún a pesar de las propias limitaciones y desafíos personales, asumir el compromiso de llegar a cada estudiante, sin importar la distancia y dificultad que se le presente, nos enseñaron la necesidad de brindar la misma atención tanto al elemento educativo como al emocional.